La Integración con el Cosmos

En otras partes de este trabajo nos hemos referido al concepto de UNIDAD múltiple. Creo oportuno retomar ahora el asunto, haciendo una breve reseña de su significado. El principio de todos los principios podríamos graficarlo con la idea del BIG BANG, postulado por la propia ciencia. Desde un diminuto punto central se produce la gran onda expansiva, que avanza intempestivamente sobre el gran vacío. Esa energía inconmensurable del primer instante se proyectó como un gran fuego incandescente y, a medida que iba adentrándose hacia lo profundo se iba enfriando y al mismo tiempo densificando. Todo dormía en el seno profundo del Sagrado Absoluto, hasta que se produjo la primera gran diferenciación, que fue el gran aliento cósmico universal o PRANA... que en sí mismo es el propio MOVIMIENTO. Este movimiento expansivo generó su opuesto complementario; el AKASHA, quedando así definidas las dos polaridades básicas del universo. El Prana actuó sobre la naturaleza esencial del Akasha o gran ÚTERO UNIVERSAL, produciendo sensibles cambios en su constitución interna. Surgió así el ÉTER, que es el origen y fundamento de cualquier universo organizado. Las sucesivas rarificaciones del Éter dieron origen a los TATWAS, que son los principios vitales de los 4 ELEMENTOS. Estas son diferenciaciones de la CONCIENCIA CÓSMICA, que transfieren a cada uno de los REINOS ELEMENTALES cualidades psicológicas específicas.

1. AIRE: Es el reino del pensamiento, de las ideas. Esta Psicología es compatible con el arte, con las teorías, con los conceptos.

2. FUEGO: Es el mundo energético. Es el núcleo de la energía psíquica.

3. TIERRA: Es el mundo material y práctico. El fundamento de los 5 sentidos.

4. AGUA: Es el reino de la emoción (desde los deseos más intensos hasta los miedos más incontrolables).

Sobre la base de estos 4 elementos se estructura todo el universo manifestado. Todas las substancias del universo y todo lo que en él habita posee estos elementos en diferentes grados y proporciones. Cada uno de estos elementos tiene su propia psicología, dentro de la gran conciencia cósmica y se equilibran mutuamente como una gran cruz. El AGUA no tiene forma propia. Tiende a adaptarse a los contornos de un espacio previamente definido. Por eso precisa del elemento TIERRA, para que lo contenga y le de forma. Pero también la Tierra precisa del Agua. Porque está la hace fértil y fecunda. El FUEGO activa intensamente al AIRE. Por lo tanto, el mundo del pensamiento y de las ideas se ve potenciado por la fuerza del entusiasmo. Pero, sabido es que el Aire aviva el Fuego, con lo que queda en claro la mutua necesidad que los vincula. Pero, retomemos el desarrollo que quedó inconcluso en el inicio de este artículo. Habíamos dicho que a medida que el impulso excéntrico inicial avanzaba hacia lo profundo del vacío se iba densificando, y así se generó el Gran Útero. Los propios Cielos de Urania. Pero veamos esto un poco mejor en la siguiente tabla:


Antes del universo SER era apenas una promesa de SER. Como el árbol es en el interior de la semilla. Esa promesa de Ser es El Absoluto, al que llamamos PROTO CÓSMOS. En la aurora de los tiempos miríadas y miríadas de PROMESAS DE SER se proyectaron hacia la infinita extensión del vacío sideral, como bolas incandescentes. Verdaderos Soles Espirituales. Ese fue el inicio del universo manifestado... y lo llamamos AYO CÓSMOS.


Las bolas incandescentes comenzaron a enfriarse en sus periferias, permaneciendo cada una de ellas reducida a un SOL CENTRAL y materia gravitando a su alrededor. Cada una de estas estructuras fue la configuración básica de una Galaxia. Este nuevo orden es el MACRO CÓSMOS. Cada galaxia es un Macrocosmos. La materia que giraba en torno de estos grandes soles galácticos, comenzó a concentrarse en diversas esferas menores, quedando reducidas a "pequeñas" bolas incandescentes, que continuaron gravitando en torno del sol galáctico. Estas esferas fueron la configuración básica de los Sistemas Solares. Este nuevo orden es el DEUTERO CÓSMOS. Cada Sistema Solar es un Deuterocosmos.


La materia incandescente de este nuevo orden comenzó también a concentrarse en esferas menores, que pasaron a constituir los Planetas. Este nuevo orden es el MESO CÓSMOS. Cada Planeta es un Mesocosmos. Siguiendo el mismo proceso, surgieron en la superficie de nuestro planeta las unidades biológicas. El HOMBRE es una de esas unidades y su estructura también gravita en torno de un Sol Central, que vibra en su corazón. Este sol es el ÁTOMO NOUS. Este nuevo orden de la unidad es el MICRO CÓSMOS. El hombre es un Microcosmos.


Todos estos diferentes niveles de grandeza conforman la estructura de la UNIDAD MÚLTIPLE. Dentro del principio de la Unidad está contenido el principio del orden jerárquico, que va desde Dios hasta el último de los gusanos. En el TODO UNO coexisten todos los niveles de grandeza de la Unidad. Sus soles centrales son el vínculo. Por estos centros gravitatorios pasa una especie de "hilo de oro" que los enlaza en una sucesión jerárquica que, en nuestro caso particular, partiendo del SOL SIRIO (centro gravitatorio de nuestra galaxia), atraviesa el Sol de ORS (centro gravitatorio de nuestro sistema solar), para después atravesar el Sol AGARTI (centro gravitatorio de nuestro planeta) y así llegar a atravesar el ÁTOMO NOUS (centro gravitatorio del hombre). Ese orden jerárquico de los soles es el principio del orden universal... y sobre ese orden es que fluye, para adentro y para arriba, el propio proceso germinal. La propia evolución de la vida en busca de la excelencia. Existen soles y soles, y ellos son los que definen el nivel de grandeza con que se expresa la Unidad. Es muy importante comprender que, si bien las distancias que separan a los soles en el universo son muy grandes, todos conforman la estructura de un único cuerpo. Nosotros, como individuos, formamos parte de esa unidad. Estamos vinculados a la cadena solar a partir de nuestro sol central, que es el ÁTOMO NOUS y sin dudas dependemos de las directrices que emanan del SOL SIRIO... pero lo interesante es que esas directrices que nos llegan desde tan lejos en verdad no recorren ese espacio. Cuando el Sol Sirio vibra, todos los soles de grandeza menor vibran al unísono obedeciendo al principio de la simultaneidad. La escalera de Jacob, esa bíblica escalera que va de la Tierra al Cielo, no es ni más ni menos que esta cadena jerárquica de los soles y, en obediencia a la verdad, ella también es la línea por donde fluyen las corrientes evolutivas e involutivas del hombre. Somos parte de la unidad del universo y a él nos integramos a partir de nuestro corazón. Nuestro corazón forma parte del CORAZÓN DEL CIELO. El impulso directriz, que brota del sol Sirio, es una "mega" diástole, que es reproducida sincrónicamente por todos los corazones menores del universo. Nuestro nivel de ser nos mantiene "confinados" en el nivel del Sol Nous. Ese es nuestro nivel de grandeza... y es muy importante tomar conciencia de esto para bajar nuestro nivel de soberbia respecto del verdadero lugar que ocupamos en el escenario de la propia Creación. Somos un grano de arena en la inmensidad del desierto. Dentro de este contexto, la diferencia de nivel entre el más encumbrado de los hombres y el más miserable es casi imperceptible. Los separa sí una enorme distancia horizontal, dada por los estratos sociales o raciales... a los cuales el hombre, tiranizado por la influencia de sus apegos y sus sentimientos de pertenencia, les da un sentido jerárquico. Una jerarquía que nada tiene que ver con el orden de la Creación. Este orden sintetiza lo creado en un generoso y enorme corazón que palpita al unísono en todos los niveles. El corazón del hombre sufre la angustia de la distancia que se deriva de las diferencias irreconciliables. De una distancia que no puede disminuirse, a no ser que los misterios del amor se hagan presentes. Cuando los misterios del amor aparecen en medio de las diferencias, se trasciende el conflicto. Ese es el camino de la evolución. Ese es el camino que plantea la alquimia. No nos cansamos de repetir que, por más que lo neguemos, estamos visceralmente unidos al útero que nos contiene. Puede que reneguemos de él... que no lo aceptemos porque nos niega el acceso a los objetos de nuestros deseos. Pero aun así los misterios del amor siguen proseándose, para que la sístole y la diástole que sustenta nuestra existencia no se detenga. Aquí y ahora, en lo profundo de la dialéctica que nos sustenta, continúan desarrollándose las delicias del paraíso. Caminamos sin saberlo sobre nuestra propia tierra prometida... y recorremos enormes distancias sobre la faz de la Tierra tratando de encontrarla.


Ignoramos que en la vida de cada uno de nosotros existe realmente un buen puerto, donde aguarda nuestra "Penélope" con infinita paciencia... pero solo el Amor puede llevarnos hasta ella, a través del embravecido mar de nuestra vida. Nuestra Penélope espera en nuestra tierra prometida. Allí teje y desteje, desde el interior de un universo cargado de promesas que solo le ofrecen un destino impropio... y así, ella aguarda silenciosa porque sabe que llegará su ser amado. La convicción con que ella sustenta la promesa del reencuentro depende de la convicción con que nos lanzamos en su búsqueda, enfrentando las pruebas del destino. Cuando el amor une, lo hace con la fuerza de esa convicción... y no hay tormenta que pueda separar, porque no se puede separar lo que Dios unió. Esta es la fuerza que mantiene visceralmente unidos los aspectos que son realmente complementarios entre las psicologías de las personas, aunque estas desarrollen una progresiva guerra conceptual sobre el particular que los une. Es que el Ego humano niega su pertenencia a la Unidad y debe hacerse fuerte en la parcialidad que lo diferencia de aquello a lo cual se vincula. Este es el campo psicológico en que se desarrolla con absoluta idoneidad la substancia del Deseo, que hace referencia a todo aquello que vinculo a mi persona por una pretensión de pertenencia. En vez de sentirme parte integrante de la Unidad, alimento el deseo de que algunas cosas de ese gran universo me pertenezcan... con esa actitud, genero el "universo personal de mis cosas deseadas". Este falso "útero" me transmite una sensación de contención, que si bien alimenta mis deseos, nada aporta a mi crecimiento interior o espiritual... porque los nutrientes para ese crecimiento se encuentran en el espacio uterino que me corresponde por Karma.




ROLANDO GRIGLIO

Astrólogo Kármico