LA LUNA 1

Cada pulsar que emana del SOL, es una energía indiferenciada (andrógina) que se proyecta hacia las profundidades del cosmos. Esto recuerda la imagen de la piedra cayendo en un lago de aguas tranquilas, dando lugar a la conformación de ondas concéntricas que avanzan por la superficie del agua, hasta perderse integrándose a la quietud de ese elemento. El impulso indiferenciado que entra por la puerta del Sol, va atravesando las sucesivas orbitas planetarias y, en cada una de ellas, incorpora una particularidad. De esa forma, lo que era indiferenciado va adquiriendo una expresión particular que hace conque ese impulso se transforme en algo único e irrepetible. Es un instante del tiempo que se vuelve identidad. Este pulsar acaba diluyéndose a la altura de la órbita de Saturno y, a partir de allí, se hace sentir la fuerza gravitatoria del Sol, que hace con que empiece a darse una fuerza introspectiva que se va acelerando gradualmente, a medida que se va aproximando del centro emisor. Esta fuerza de absorción solar es permanente y “compite” con la energía excéntrica del pulsar. Son dos fuerzas complementarias que sustentan la sístole y diástole sobre la que se desarrolla la vida misma.


En otros trabajos me he referido a como se le va dando forma y contenido a la personalidad humana, en la medida que este impulso atraviesa cada órbita planetaria. Por lo tanto y a efectos de lo que pretendemos referirnos en este artículo, diré que al pasar por Mercurio lo indiferenciado se ajusta a la bipolaridad del universo creado, ordenando el impulso al darle una base intelectual que lo identifique y de alguna forma lo defina. Al pasar por la órbita de Venus, se le suma una característica afectiva, con lo que ya tenemos, explícitamente definidos, los fundamentos del mundo interior del hombre; PENSAMIENTOS y los SENTIMIENTOS que acompañan sus expresiones. Sobre esas dos funciones se sustenta y elabora la dinámica de la psique humana. De esa manera llegan al nivel de nuestro mundo individual las directrices que afloran por la puerta del Sol. Cuando esta expresión llega a la tercera órbita (que es donde nosotros estamos) queda atrapada en la esfera lunar… y los diversos úteros por los que deambula nuestra individualidad le ponen cotas a su expresión… porque la fuerza lunar supera levemente a la fuerza solar. Siendo así, la órbita de la LUNA opera como una suerte de “caja de resonancia” que retiene el impulso solar y condiciona su posterior desarrollo germinal, tratando de encausarlo dentro de las directrices del orden establecido por la cultura, por la religión, por la familia, por la calle… y por todo aquello que nos ofrece el mundo, como únicos caminos posibles para desarrollar nuestra individualidad, en una sociedad que ya ha elaborado sus normas a través de los siglos. Los úteros son estructuras tan necesarias al individuo como la tierra lo es para las semillas. Pero lejos de que estos sean una estructura extraña a nuestra persona, son estructuras que cada uno de nosotros ha ayudado a construir. Los diversos úteros conforman el escenario karmico de nuestra existencia y su substancia es una cristalización del eco de nuestra propia historia… o, dicho de otra manera; ellos representan la consecuencia de nuestro propio accionar. Hay una familiaridad nostálgica en el mundo que cada uno ve y procesa. Cada uno de los elementos que conforman el universo que percibimos, es complementario con otro que vibra epidermis adentro de nosotros. De lo expuesto concluimos que cada uno ve apenas su propio mundo particular. Algo que cada uno ha construido… o si se quiere, ve su propio universo… que es único y, al mismo tiempo, irreproducible. El intercambio dialéctico entre estos complementos define lo que somos como personas… define nuestro verdadero nivel de SER. Por lo tanto, el IMPULSO GERMINAL que se procesa en el interior de cada individuo, dialoga con la ESTRUCTURA UTERINA, a partir de la estrategia general elaborada por la Madre Naturaleza desde la salida del paraíso. Es así como dialogan el SOL y la LUNA en el plano invisible de cada individualidad para que pueda procesarse la gradual maduración de cada uno.

 





ROLANDO GRIGLIO

Astrólogo Kármico