DEL CAOS ORIGINAL AL ORDEN

El universo creado es, por lo menos dentro de nuestra capacidad de comprensión, un universo bipolar. En él, miríadas y miríadas de principios complementarios, intercambian ininterrumpidamente sus energías, en un obsesivo intento por integrarse los unos con los otros y, de esa forma, restaurar el estado andrógino primordial que esas uniones representan. Esta suerte de androginato que une a los principios complementarios, antecede al instante de la creación. Es el estado que caracteriza a la promesa de SER del universo.


Cuando el óvulo se une con el espermatozoide, dentro del vientre materno, se recrea la unidad sobre la que habrá de desarrollarse una nueva promesa de Ser. Durante la etapa intrauterina, la individualidad se va desarrollando dentro de una estructura de unidad. Todos fuimos unidad en esa etapa. No había ni interno ni externo. Era solo nuestra identidad que se iba consolidando, lunación tras lunación. Lo que sí estuvo claramente definido, aún durante la etapa de división celular, fue lo que se derivó de la naturaleza esencial del espermatozoide y lo que se derivó de la naturaleza del óvulo. La concepción dio inicio al dialogo óvulo-espermatozoide. Un diálogo que se sustenta durante toda la existencia. Inclusive estando ya fuera del vientre materno y con un completo desarrollo biológico. Solo la muerte física interrumpe la interacción dialéctica que nos sustenta como seres vivos. El diálogo que se desarrolla dentro del útero materno, conforma la unidad del microcosmos hombre donde, la substancia derivada de la naturaleza esencial del espermatozoide define la naturaleza excéntrica de la persona. Ya, los principios que se forman a partir de la naturaleza del óvulo, definen lo introspectivo, nuestro lado receptivo. La división celular es un proceso vertiginoso que avanza en la primera lunación del embarazo, hasta llegar al número básico sobre el que se erguirá la estructura corporal en formación. Esa cantidad que tiende a infinito, conforma el caos original de la persona… y es, desde ese caos que habrá de surgir el orden implícito en el contenido… o sea, la propia PROMESA de SER que tendrá que llegar a Ser en la nueva existencia. Con lo expuesto hasta el momento concluimos que el cuerpo físico de todo individuo es una unidad sustentada, desde el primer instante, por una permanente interacción dialéctica, que se da epidermis adentro de su propia estructura. Esa estructura densa que se desarrolló dentro del útero materno, nace en el útero mayor del mundo… y con el primer aliento se vincula dialécticamente a todos los aspectos que, en ese nuevo escenario, le son complementarios. El primer aliento, por lo tanto, vincula lo interno con lo externo en la vida del nuevo individuo. Es decir, la naturaleza esencial de la persona con el escenario karmico que la contiene. Estos complementos a los que todos estamos vinculados, son todo lo que percibimos y procesamos con nuestros cinco sentidos. Ellos conforman la visión que tenemos del universo. Lo que significa que cada uno ve apenas su propio universo, a través de un proceso que es único e intransferible. Esos principios complementarios representan un número insignificante, si lo consideramos dentro de lo heterogéneo del mundo… y, sin embargo, vivimos esa percepción con el convencimiento de que estamos viendo la totalidad de lo que nos rodea. Es más… pensamos que todos estamos viendo lo mismo, cuando cada uno está viendo apenas su propio mundo particular… y esto es algo que tiene que llamarnos a la reflexión. Tenemos hasta aquí definidas dos dimensiones de la unidad del hombre: • La unidad del cuerpo físico. • La unidad del mundo de cada uno. Le sigue, sin dudas, la unidad del planeta que contiene a todos y cada uno de los mundos particulares que por el deambulan… y así siguiendo, tenemos a nuestro planeta contenido dentro de la unidad del sistema solar, etc., etc… en una estructura que nos recuerda a las mamushcas rusas. Es así como todos y cada uno de nosotros está contenido dentro de la unidad del cosmos por un proceso de interacciones dialécticas, que se desenvuelven en simultaneo en cada nivel de grandeza.

 





ROLANDO GRIGLIO

Astrólogo Kármico